25/8/08

Regalamos a Laika

Tener un perro y regalarlo al primero que pasa es un comportamiento usual de los dueños, lo que constituye una forma disimulada de abandono. Entregarlos a alguien que a ojos vistas no se va a poder hacer cargo del animalito es tambien un maltrato. Así muchos perros son abandonados a su suerte, y van a parar a los hogares de los servidores del hogar que por lo general no tienen dinero sobrante solventando sus propios gastos con mucho esfuerzo y tienen generalmente una familia numerosa, donde un perro, pasado el entusiasmo inicial, se va convirtiendo en una carga cada día más díficil de sostener. El perro a su vez empieza a deambular por la calle y si es hembra los celos y los embarazos son una rutina en su vida, debilitando a la perra e incrementando el número de perros sin dueño. Finalmente la mayoría de estos perros vuelven a ser regalados a un pariente o al amigo más cercano pasando de mano de en mano hasta que un día se pierden, para terminar sus vidas vagando en las calles, o en algún albergue o en las perreras municipales en las que serán eutanizados sin considerar si el perro sufre o no al morir. Y así el círculo vicioso. Esto no hubiera sucedido si el irresponsable dueño se hubiera preocupado de buscar un buen hogar para el perro y entregarlo esterilizado por lo menos. La sociedad como conjunto debe actuar responsablemente con los animales domésticos para evitarles una vida sufrida y lastimera, para defender sus derechos a ser felices

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