29/3/09

Sobrepoblación de perros callejeros un mismo problema y dos formas diferentes de enfrentarlos. Parte 1

Hacer el título y desarrollar el post me ha costado mucho por varias razones la primera porque se trata escribir sobre dos experiencias diametralmente opuestas en el tratamiento de la sobrepoblación canina en las ciudades, mientras que en la Centro de Zoonosis de Bogotá (Colombia) se exterminan a los perros, en el Centro Municipal de Sanidad Animal y Zoonosis del
distrito de Almirante Brown en Buenos Aires (Argentina) no se exterminan perros, segundo, me cuesta mucho escribir sobre algo que rechazo como es el asesinato de los animales. La experiencia argentina nos demuestra que es posible idear y ejecutar un programa permanente y exitoso de control de la poblaciones de perros mediante la esterelización, la adopción y la prevención de la zoonosis, programa que además cuenta con el apoyo de las Asociaciones de Protección de los animales. Los programas de exterminio deben ser reemplazados por programas basados en el trato ético, humanitario y de protección a la naturaleza y de respeto a los derechos de los animales como es el derecho a la vida por ejemplo expresado en políticas de no eutanasia y de tenencia responsable y no por el lado del acopio de perros para luego exterminarlos.
Voy a empezar por hacer una rápida reseña del caso de la Unidad de Zoonosis de Bogotá sin detenerme mucho pues los detalles no solo son desagradables y dolorosos, para mí lo son y mucho, sino porque sé que en muchos lugares la situación es peor como por ejemplo en los páises asiáticos donde los perros vagos son muertos a tiros, golpes, enevenenamiento etc.. En
el segundo post describiremos la experiencia del distrito de Almirante Brown de Buenos Aires
El resumen brevísimo proviene de un artículo escrito por Gonzalo Mallarino, quien pasa todo un día con este Centro de Zoonosis (¿de la muerte?)
"Un día en la perrera" :La experiencia de un escritor en el Centro de Zoonosis en Bogotá (Colombia) Las acciones de este Centro están encaminadas a recolectar y matar 400 perros por semana ya que segun ellos la población aumentará sin control y los contagiará con la zoonosis, ( yo me pregunto si no saben que las vacunas controlan cualquier zoonosis), por ahí leo que hace nueve años con el anterior director a los perros se los electrocutaba en grupo y luego individualmente lo que ocasionó un gran escándalo que dió paso a este nuevo personal. Así nos enteramos como cada dia deben capturar 60 perros los que incluso son arrancados a sus dueños de manera violenta por no tener correa en medio de una gran presión por llegar a completar la cantidad. Los animales son muertos con una inyección de Eutanex e incinerados en un horno de altísima potencia que pulveriza sus cadáveres. A lo largo de su relato el escritor nos deja ver como en algún momento empieza a sentir el placer de la cacería, testimonio de lo que somos, del lado salvaje de los humanos, del placer de matar por matar que llevamos dentro ante lo cual se baja del carro y llega a su casa sin saber como dirigirse a su viejo perro Maní su viejo amigo compañero de aventuras , un día que termina sintiéndose avergonzado de lo visto, de la complicidad subyacente por no haberlo evitado y de la percepción no confesada de la traición, sí de la traición del hombre al perro pues todos los días se repetirá el mismo drama : el exterminio y muerte de los perros olvidando que se trata del mejor amigo del hombre.
En este link está el relato completo del escritor Mallarino

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